CORDURA. Interrogando a las estrellas.




"Si no te interesa el proceso creativo 
no hay nada que hacer"




La ilusión, esa que debemos usar para mantenernos vivos, tiene que mantenerse intacta para que una banda llegue al quinto disco de su carrera dentro de un universo hostil. Cordura surgieron a la par que las descargas de internet y han ido publicado trabajos con cierta asiduidad. Trabajos que, desde sus primeras entregas, siempre han resultado tremendamente interesantes. Porque Cordura ha sido y es una banda cargada de personalidad. Ahora, con "El mal ya está hecho" siguen en la brecha. Manteniéndose vivos bajo el manto de estrellas.



CORDURA
El mal ya 
está hecho

No recuerdo un disco de Cordura que me haya resultado fácil de desgranar y tampoco recuerdo uno que no me haya interesado. Los álbumes de Cordura siempre han sido una especie de laberinto construido en mármol brillante y atractivo. 
En algunas ocasiones he dado con la solución al rompe cabezas y en otras no. De momento, este quinto paso por el estudio del cuarteto vizcaíno sigue entre los enigmas todavía no solucionados.

En "El mal ya está hecho" se pueden encontrar algunos de los mismos ingredientes que han ido acompañando a la banda a lo largo de su trayectoria. Unas líneas de guitarra imaginativas y valientes que pueden fluctuar perfectamente entre lo atmosférico de un desgarro, lo afilado de un punteo o lo bello de un arpegio distendido. Una sección rítmica elegante y constructiva que no se conforma con retos fáciles y que siempre busca crear donde la mayoría de las formaciones simplemente rellenan. Y unas letras un tanto crípticas y misteriosas escupidas por la potente y cristalina garganta de Anero.
Quizá comenzasen siendo una banda de género influenciada por impulsos generacionales pero pronto mostraron que iban a ser un grupo en constante movimiento y para cuando llego "El incendio más grande del mundo" eran un elemento único que había demostrado muy buenos resultados en el terreno compositivo.  

"El mal ya está hecho" sigue ahondando en ese camino evolutivo que lleva a Cordura a nuevos terrenos aunque nunca a terrenos rompedores. Hay atmósferas sacadas de los 90 del grunge, guitarras con regusto clásico, texturas del post rock y acordes a la contra. Y normalmente, todo eso se encuentra dentro de un mismo tema. Porque cada composición es un mundo propio que forma parte de un ecosistema más amplio: el discurso musical de Cordura en 2015.

"El mal ya está hecho" confirma que tanto la evolución como la carrera de Cordura siguen progresando y elevando su valor y su existencia como banda de rock. No entregan un quinto disco fácil de masticar aunque en realidad esto nunca fue marca de la casa. El oyente tendrá que perderse en los mil y un pliegos y ángulos muertos que conforman este trabajo para disfrutar y sentir que la propuesta de Cordura crece en su interior. En esas sigo aún, disfrutando de cada escucha pero sin encontrar la puerta de salida en este laberinto.
      


Anero voz
Michi
guitarra

Beko bajo
Unai batería



¿Qué tal estos primeros días de “El mal ya está hecho”?
Más de trescientas descargas del bandcamp en 24 horas, que me imagino que no va para récord pero hace ilusión. Gente que te va encargando discos. Ver el vinilo físicamente y pensar que es muy bonito. Opiniones que te hacen mucha ilusión porque te das cuenta de que hay más gente que lo ve como tú y lo ha entendido. Otras que se resumen en un ya no me gustáis y que se agradecen por la sinceridad. 

“El mal ya está hecho”. ¿Hay mucha ironía en este disco o no más de lo normal?
¿Ironía? En cierta parte. Es un título tan grande que cada uno lo puede interpretar como quiera. Para mí tiene varias interpretaciones tan distintas como válidas: ya hemos acabado nuestro quinto disco, hemos superado experiencias vitales dispares, puede aplicarse a la situación político-social actual a la que nos hemos visto arrastrados...

¿Las letras pueden ser terapéuticas?
100% terapéuticas. Por algún lado hay que sacar la mala baba y de momento no nos llega para romper guitarras en directo. A pesar de lo extrovertido y payaso que pueda parecer Anero, es un tipo bastante reservado en el terreno personal y le resulta difícil abrirse y confesar sus traumas, así que opta por escribirlas y vomitar su rencor. Si no fuera por Cordura puede que se  hubiera hecho policía o político, ya sabes, alguna profesión en la que aliviar sus frustraciones impunemente.

¿Interpretarlas a menudo sigue siendo terapéutico o puede llegar un momento en el que el efecto se pasa de frenada? Anero le dedica tanto tiempo y esfuerzo a las letras que una vez están acabadas termina agotado. Ya ha soltado toda la bilis y se siente liberado por partida doble (por quedarse a gusto y por haber finiquitado otra canción de cara a la grabación). De aquí en adelante lo que le queda es disfrutarlas en directo.





En cualquier caso los textos de Cordura siempre han sido bastante crípticos.
Creemos que son fácilmente interpretables, pero es normal que para la gente que no nos conozca, o no conozca a Anero que es quien las escribe, no lo sean tanto. Hablamos de temas del día a día, no contamos fábulas épicas ni experiencias lisérgicas, pero intentamos no ser demasiado explícitos ni directos a la vez que intentamos que no se nos vaya de las manos. A la vez siempre nos ha gustado que cada uno pueda interpretar las letras a su manera.

Al menos para este disco también hay un giro en la temática general de las letras. Temas que se repiten.
Para este disco Anero ha intentado dar una vuelta de tuerca a su manera de escribir, ha dado un enfoque más espacial y de ciencia ficción a casi todo el álbum, a pesar de seguir hablando de lo mismo. Se lo planteó como un reto y ha disfrutado y sufrido en el proceso. Sentimos que el esfuerzo ha merecido la pena.

¿Dónde está Cordura ahora que publica su quinto disco de estudio?
Ahora mismo tranquilos, atando fechas y disfrutando de cierta tranquilidad tras el parto. Pensando en los set list, qué tocar y cómo combinar los nuevos temas con el material anterior. Sacar alguna versión que nos apetezca y, cuando surja de modo natural, empezar a acumular ideas sin ningún tipo de presión.

Cinco discos ya para una formación que casi nació en los 90. ¿De donde sale la energía para afrontar una nueva grabación, con todo el proceso que conlleva de composición, arreglos, la propia grabación, producción, logística y la presentación en directo?
Pues de la necesidad de hacer canciones juntos, ni más ni menos. Si no te motiva el proceso creativo, ni ir a ensayar, no hay nada que hacer. La recompensa es todo: desde el momento en que vas con una idea en la cabeza, la canturreas al móvil por la calle, intentas transmitírselo al resto, ves que la cosa crece con las aportaciones de todo, se le pone un título estúpido a modo de broma privada, Anero le hace voces y quedamos satisfechos, algo que puede ocurrir a la primera, o a la décima, vienen las letras… Es que si no disfrutas de eso dudo que compense, porque es mucho trabajo. El objetivo no puede ser la grabación, ni un directo en concreto, ni siquiera el hecho de tener el disco físico entre las manos. Tienes que disfrutar de absolutamente todo, a pesar de que componer un disco sigue siendo una tarea agotadora que muchas veces consume gran parte de nuestras energías y dedicación. Pero lo volveríamos a hacer, una y mil veces. De hecho lo volveremos a hacer.







Cordura fue una promesa en la escena vizcaína cuando ya se empezaba a ver que las cosas, la industria, los discos, ya nunca volverían a ser lo que eran. ¿Cómo ha vivido ese proceso la banda?

La verdad es que no hemos vivido una época en que los discos se vendieran bien, y tampoco tengo claro que los hubiéramos vendido. Nuestro debut es de 2003, y era una época en la cual las descargas ya estaban a la orden del día, y de hecho fue lo que hizo que nos extendiéramos aunque fuese de un modo modesto. Hoy en día cuesta mucho más vender los discos, pero no se si obedece a que la gente a la que le gustábamos al principio no conecta con lo que hacemos desde hace ya algunos años, si a que esta misma gente también ha cumplido años y cambiado sus prioridades, a que comprar discos es para mucha gente algo obsoleto, o a una combinación de los tres factores. También es verdad que no se puede medir por el mismo rasero el debut sólo en cd o los tres últimos discos en vinilo. Los vinilos se venden, de una manera modesta, pero se venden. Con los cds alicatas cuartos de baño.

¿Os habéis sentido alguna vez partícipes de una escena o os sentís más como un hecho puntual? 
Lo de las escenas es algo curioso. No se por qué tienen que existir para separar o clasificar a las bandas, porque no es más que poner límites y cercos. Por una parte, claro que nos sentimos parte de una escena: la de las bandas de las que somos amigos, ni más ni menos. Porque el hecho de ser amigos, compartir conciertos, experiencias, modos de edición, de funcionamiento… trasciende el hecho de que mis héroes musicales sean unos y los tuyos otros. Por otro lado, si empezamos a poner condicionantes, como por ejemplo el hecho de que una banda que funciona de modo DIY tiene que militar en un estilo musical determinado… Entonces ahí si que estamos bastante solos, aparte de que me parece una cagada de planteamiento. Por sellos que nos editan o han editado, por haber hecho un estilo mas cercano al emocore en los inicios hemos tocado en conciertos, e incluso festivales, en los que estábamos totalmente fuera de lugar, y se nota. Y, a la contra, tocas con bandas con las que igual tienes gustos en común pero con las que no compartes el modo de funcionar.

Un poco bichos raros.
Demasiado rockeros o grunges o setenteros para los punks, demasiado punks para los rockeros. Pero por otro lado eso hace que vayas por libre y no quepas realmente en ningún cajón, y la gente que lo pilla, lo pilla de verdad.

¿De donde procede el discurso musical de Cordura?
Creo que nuestro sonido viene prácticamente del auto aprendizaje. De haberte apañado con lo que tenías, haber avanzado juntos y también de nuestras diferencias de criterio, que no hace más que mejorar el resultado final. Por ejemplo, Michi fue a clases de guitarra hace una eternidad, intentó aprender a tocar “bien”, y se quedó a medio camino. Es más, olvidó casi todo aquello, técnicas para solos, lo que se suponía que era el modo correcto de armonizar… Y bien olvidado, la verdad. Reaprendió a tocar por la necesidad: en el momento en el que pasamos de ser dos guitarristas a uno, cogiendo Beko el bajo. Ahí intentó llenar huecos para no resultar excesivamente simples. Trabaja en arpegios, invierte acordes o directamente se los inventa. Coge recursos de mil procedencias (desde Hüsker Dü a Modest Mouse, de Josh Homme a Fugazi) y posteriormente está involucrado una vuelta a los orígenes (a Sabbath, a Soundgarden, a Zeppelin o Screaming Trees…), pero reinterpretándolo a su modo: no sabe tocar como nadie, simplemente va a por ello y lo traslada a sus posibilidades. Podría esperar a a mejorar como guitarrista o hacer lo que hace, tirarse de cabeza y buscar donde está su límite a nivel creativo. Y en ello está.   

 



¿Cómo afronta ahora Cordura los meses de presentación del nuevo disco?

Estamos encajando en el calendario nuestra actividad con las otras bandas de las que formamos parte (Extended Plays, Le Noise, Control de Plagas) además de que con nuestras responsabilidades personales. Resulta muchas veces agotador hacerlo todo nosotros, de hecho ha habido intentos infructuosos de tocar en determinadas zonas, pero así vamos a seguir, apoyándonos en amigos, haciendo otros nuevos y llevando nuestro circo ambulante allá donde podamos.

¿Qué espera Cordura de “El mal ya está hecho”?
Lo primero, me gustaría que el disco fuera comprendido. No está hecho para gustar a nadie salvo a nosotros, pero si conseguimos que se aprecie, mejor que mejor. Esto es lo que somos, es, quizás más que nunca, un diario de donde estamos exactamente y de a donde nos queremos dirigir. Sí, estaría bien que fuera comprendido por lo que es, y también que marque una línea en el suelo que nos separe de lo que fuimos hace más de 10 años. Si ya no te gustan los últimos dos/tres discos, no hay nada que hacer.

¿Alguna cosa pendiente? ¿Algo que os gustaría hacer?
Una cosa pendiente es ser achicharrados por el sol de las 4 de la tarde en un festival. Conseguir tocar a esas horas en las que la gente está llegando o montando sus tiendas de campaña, y resulta que no te ve casi nadie. El Azkena sería algo grande. En letras pequeñitas, pero conseguir tocar ahí. Y sin managers, sin contactos, tal y como nos movemos y funcionamos. Sería la hostia. .






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