5 LOQUILLO Y TROGLODITAS Los años convulsos (1981-2008)


"Hombres" (1991) es, por decirlo lisa y llanamente, uno de los mejores discos de la historia del rock español, y uno de los más infravalorados. Loquillo y Trogloditas se encuentran ante su gran reválida: el principal compositor, Sabino Méndez, ya no forma parte de la banda. Ricard Puigdomenech, el segundo compositor, se está recuperando de sus problemas de oído. Pero la banda “desquiciada” que ve Sopeña sigue adelante, y lo hace sin mirar atrás. Loquillo, con esa capacidad de extraer lo esencial de la gente (“vampirizo a los que me rodean”, llegó a declarar en una canción posterior) prepara la mayoría de las letras, trabajando las canciones con Sergio Fecé. Su viejo amigo Carlos Segarra aporta la música del que será sencillo de éxito, “Un hombre puede llorar”. Se estrena asimismo como compositor el bajista, Josep Simón Ramirez.

Musicalmente, la banda ha ganado a un guitarrista rápido, contundente y eficaz. Xavi Tacker es, a mi juicio, como Vila a la batería, de lo mejor que he visto nunca en este país. Se dice que la banda perdió en orden y en liderazgo, y he leído que el sonido es caótico. Bajo ninguna circunstancia hay que dejar de echar polvos insecticida cuando ves una cucaracha o un crítico, decía Jardiel Poncela. Y quién soy yo para quitarle la razón al viejo dramaturgo. Las potentísimas guitarras de “Hombres” marcaron una época de mi vida: solía veranear en la aldea de mis abuelos paternos, en Pacios de Froián, cerca de Sarria (Lugo), justo al lado de la parte del camino de Santiago que pasa por Loureiro. Pero mi camino hacia la eternidad iba hacia otro lado, iba hacia los minifundios de aquellos valles donde llevaba las vacas a pastar con una vara y un walkman, y me ponía frente a los montes a hacer air guitar mientras sonaba “Blanco y negro”, con su doble bombo a toda hostia. Llevaba ese disco, y el “Appetite for destruction”. Vaya lío.

Los Troglos no aflojaban. Se palpa en el disco cierta ansiedad, cierta rabia contenida. Tocan rápido y fuerte, suenan fieros, y Loquillo ruge con voz rota y, por segunda vez consecutiva, atinada. Los bombos de Vila retumban en el corazón y la producción realza cada arañazo. Empiezan a aflorar las historias de amigos caídos en la batalla (“Amigo”), de camorra en las ferias (“Pistas de choque”, con un solo acojonante de Tacker), desorientación (“Hombres”), y de forma especial el amanecer tras una noche de batalla. Así es la epopeya de “Diez años atrás”, donde Loquillo demuestra una increíble concisión.

Imágenes que recorren mi mente al romper el día en mi cara,
La vida te pasa la cuenta y los excesos se pagan,
Un taxi se acerca sereno, veo mi brazo temblar,
Me siento “¿dónde le llevo?”,
Quizás al último bar, o mejor aun
Diez años atrás

Seguro de estar de vuelta y decidido a no dejarme arrastrar,
No me sorprende no la vida, tal y como viene se va;
Una copa por el momento, debo volver a empezar,
La noche te dice cosas que la mañana te hace olvidar
Lo que fuiste tú
Diez años atrás


El disco fue un gran éxito de ventas, alcanzando el disco de platino, gracias a los sencillos bien elegidos (“Hombres”, “Simpatía por los Stones” o la citada “Un hombre puede llorar”, en absoluto las mejores canciones del álbum, pero sí las más pegadizas). La gira de “Hombres” fue igual de alucinógena y atropellada que las anteriores, y una vez transcurrida, Loquillo abandona Barcelona y se va a vivir al País Vasco, a Lasarte, a olvidarse de su propio personaje. Intenta perderse en el anonimato, recuperar fuerzas y liberar tensiones. Su banda estaba claramente perjudicada, o de lo contrario no hubiesen grabado jamás un video así:






Página 6Página 4


Comentarios