3. PAG 3. Apretando los dientes mientras usas tu ilusión.



Es un disco que no me ha abandonado nunca y del que nunca me he distanciado. Nunca me he sentido cercano a los Skid Row del debú. Lo aprecio, lo disfruto y lo tengo desde hace muchísimos años pero en ese género, uno de mis favoritos, prefiero decenas de discos. En cuanto al tercer disco de estudio de Bach y los suyos, Subhuman Race, decir que expone más o menos el mismo cambio que existía entre Slave to the Grind y Skid Row pero cambiando las coordenadas musicales. Si en Slave to the Grind el heavy metal era capital, en Subhuman Race el componente alternativo y oscuro se hace con el control. Al contrario de lo que dicen muchos, Subhuman Race es un gran disco y yo lo coloco justo después de Slave to the Grind y por encima de su debú. Aunque fuese el final de la banda como la habíamos conocido, fue un final elegante y con gran nivel. Quizá fuese demasiado esclavo de su tiempo y carecía de la personalidad de su predecesor pero no dejaba de ser un gran trabajo. Lo que vino después no ha destacado aunque ha mantenido el tipo. Eso dentro de Skid Row, a quienes vi en Barcelona en una extraña noche en la que incluso hubo una pelea. Sebastian Bach, también lo he visto en directo en varias ocasiones, ha estado a un nivel parecido. Supongo que cualquier día se juntarán y nos ofrecerán una gira repleta de nostalgia. Pero tampoco es algo que añore especialmente.

Por otra parte, tener mi primer cedé y que fuese Slave to the Grind me abrió muchas puertas dentro de la red de intercambio del Instituto Arratia. Era un disco que le podía apetecer a mucha gente pero no era un disco que se fuese a comprar nadie. O casi nadie. Así que gracias a aquel cedé conseguí bastantes cosas. El Led Zeppelin IV, varias cintas de Kreator, Warrant, Rolling Stones, Deep Purple, Rainbow, Dead Kennedys, Sex Pistols, Metallica, Manowar…. En general heavy metal. En particular cualquier cosa que sonase dura.

Otra cosa que le aportó el Slave to the Grind a mi vida fue que gracias a ese disco la conocí a ella. En aquel momento yo no fui consciente aunque un año después empecé a pensar que era posible y al de dos años acabó siendo realidad. Ella me veía siempre con revistas, discos y cintas. Además yo tenía mis primeras camisetas y mi clasificador estaba forrado con un poster de Guns N’ Roses y adornado por dentro con todo tipo de fotografías de ellos, de Skid Row, Motley Crue, AC/DC, Slayer, Metallica, Black Sabbath e incluso había algún compartimento dedicado a Nirvana y, por supuesto, varios a Su Ta Gar. Así que tras escuchar varias veces una balada en la radio se atrevió a preguntarme por una canción de una banda de la que no sabía el nombre a ciencia cierta. Le pedí que me dijese lo que recordase y muerta de vergüenza me dijo que era algo parecido a Skin Roses. Me decía que le recordaban a Guns N’ Roses y, sí, efectivamente para todos nosotros en aquella época todo era muy Guns y sobre todo, muy Roses. Así que la entendí a la primera. Fui a mi mochila y saqué Slave to the Grind. Son ellos, le dije. Llévatelo y grábalo. Pero ella también pertenecía a una familia obrera y aunque tenía la suerte de tener un plato y el Use Your Illusion II en vinilo, no tenía como reproducir un cedé. Así que quedé con ella para que me diese una cinta para que se lo grabase. Y así ocurrió. Así la conocí. Como anécdota diré que es una de las personas que he conocido en mi vida que mejor canta exclusivamente en privado y que, además, tiene una capacidad de retener las letras de las canciones por discos enteros. He asistido a memorables sesiones en las que se ha cantado íntegro el Slave to the Grind o el Decoration Day, de Drive-By Truckers o algún disco de Tori Amos sin interrupción. Respetando el tempo de una forma exquisita e incluso el tiempo entre canción y canción. Así que bueno, si alguna vez caemos en una isla desierta, tendrá que cantarme esos discos de principio a fin. Tiene pinta de ser una experiencia agradable.

3


Comentarios